Ellos han sido estas Navidades mi mejor regalo: mis hijos, mi familia.
Vivimos en una sociedad de estrés, prisas, muchos cambios de humor y escaso tiempo para compartir con la familia, la falta de conciliación es la principal culpable. Benditas vacaciones que me han regalado tiempo para disfrutar y compartir en familia, a vivir cada segundo de mi vida, a valorar lo que me rodea, paz y bienestar. Lo fácil y maravilloso que sería todo con el regalo de la conciliación, tiempo para estar en familia y al mismo tiempo sentirnos bien con nosotros mismos.
Desgraciadamente la falta de tiempo nos convierte en personas frías, vacías, estresadas e irritadas. No hay tiempo para observar y vivir lo que nos rodea y sucede, todo son prisas y actuamos como un simple robot. El hogar y la familia pasan a ser desgraciadamente, junto con el trabajo, otro peso que constantemente levantamos acabando agotados. Esto no debería ser así, pero el trabajo pasa a ser el peso más grande y afecta en cadena a nuestras vidas familiares estresando día a día la vida familiar: colegios, actividades extraescolares, la casa, deberes, etc., sumando nuestra jornada laboral, una rueda día tras día que impide una conciliación digna y nos convierte en personas estresadas e irritadas.
El estrés y el trabajo han tirado por completo a la familia, la sociedad en general está más centrada en el trabajo, y esto es un problema muy grave: afecta a nuestra vida tanto a nivel de satisfacción como de salud.
Conciliar compensa, y muchísimo. No quiero volver al trabajo por la única razón que estoy viviendo y disfrutando: han desaparecido las obligaciones laborales y con ello el estrés, las prisas, el agobio, la tensión…, y un sin fin de calificativos negativos nada beneficiosos en nuestro día a día.
No creo que sea tan difícil ofrecer a las familias el don de conciliar trabajo y familia, pero si no nos lo ofrecen es por interés político: una sociedad para que avance debe centrar su base en unos buenos valores y educación, y este propósito solamente se puede conseguir con la familia. El bienestar de la sociedad debe centrarse en la familia, es el motor principal. La conciliación no se consigue con 12 o más horas dejando a nuestros hijos en un parking escolar para que las familias puedan trabajar, es abandono. Las familias tenemos derecho a disfrutar y estar juntos.
Por ahora sigo disfrutando cada segundo, minuto y horas de este regalo. Ojalá llegue el día en que las empresas y administraciones públicas ofrezcan facilidades y buenas medidas para facilitar la conciliación familiar y lograr una sociedad más humana y menos fría.